Lindsay Lohan por fin está limpia. Al menos es lo que parece. La actriz superó con éxito los 90 días de rehabilitación y desintoxicación impuestos por una orden judicial y ahora se supone que comienza una nueva vida para Lilo. Pero a raíz de su tratamiento su padre ha decidido sincerarse un poco con los medios y compartir con todo el mundo algunos detalles de la vida privada de su hija. Aunque Michael Lohan nunca se ha contenido demasiado en esos temas.
Según cuenta Michael, él empezó a pensar que algo iba mal con su hija cuando ésta cumplió los 18 años (claro, cómo no, antes todo le parecía maravilloso) y comenzó a tomar las sustancias prohibidas (por supuesto, antes – nada de nada).
Michael Lohan afirma que Lindsay se dio a la mala vida en el año 2005 durante el rodaje de la película «Devuélveme mi suerte» («Just My Luck»).
«El rodaje se realizaba en Nueva Orleans y un día me llamaron y me dijeron que Lindsay está teniendo una sobredosis de cocaína. La coca le dio uno de sus asistentes. Yo estaba tan cabreado que incluso cogí la pistola y me fui a Nueva Orleans dispuesto a matarlo. Nunca pensé que ésto podría haber sucedido con mi hija. Estaba muy enfadado.»
Pues a lo mejor Michael Lohan debería estar enfadado con él mismo y no con el asistente de Lilo. Porque está claro que el consumo de la cocaína no llegaría de buenas a primeras el día cuando Lindsay cumpliría los 18. La cosa empezaría bastante antes.
Pero no es la parte más interesante de esta historia con la primera sobredosis de Lilo. Cuando el tan preocupado padre se dirigió al aeropuerto, le detuvieron por conducción bajo los efectos de alcohol. Al final Michael Lohan pasó un año en la cárcel por ello. Y la culpa es del asistente, claro…