Un ex agente del FBI podría causar problemas a Alberto de Mónaco. Robert Eringer ha citado al Príncipe ante los tribunales con cargos por impagos y acusaciones de blanqueo de dinero, según publica The Sunday Times. Además, el ex espía tendría en su poder un vídeo comprometedor de un encuentro sexual de Alberto y otros asuntos incómodos de su vida privada que saldrían a la luz durante el proceso.
Todo empezó cuando Alberto de Mónaco, a punto convertirse en el cabeza del clan de los Grimaldi, pidió al ex agente que le ayudara a averiguar lo que la gente pensaba de él. La ‘operación Chucho Callejero’, como Eringer la llamó, perseguía fines menos nobles. Al principio se trataba de husmear en el pintoresco palacio rosa para saber quién filtraba noticias a la prensa sobre el soberano y el resto de los Grimaldi. Más tarde, según ha declarado Eringer, Alberto le pidió «ampliar la trama para sondear a sus numerosas amistades y averiguar qué decían de él a sus espaldas». Eringer contrató a un agente para hacerse pasar por el autor de una biografía no autorizada en la que ventilar los chismorreos, y llegó al extremo de urdir un contrato editorial para el topo.
Mientras estuvo a su servicio investigó a mafiosos rusos y magnates inmobiliarios británicos, aconsejó al príncipe que se guardara de ciertos amigos y solicitantes, entre los que se encontraba Mark Thatcher, hijo de la ex primera ministra británica Margaret Thatcher, e incluso llegó a participar en negociaciones con una adolescente californiana que más tarde fue reconocida públicamente como hija ilegítima del príncipe.
Sin embargo, ahora parece que el ex agente está dispuesto a sacar a la luz esa parte más oculta de Alberto de Mónaco. Robert Eringer acusó al príncipe de no pagarle por las tareas de investigación que le encargó. Ex espía le ha demandado ante los tribunales de California por el impago de su salario (360.000 euros) y la correspondiente indemnización por cese. Además, Eringer asegura tener en su poder pruebas comprometedoras sobre la utilización de los bancos de Mónaco para el reciclaje de dinero sucio procedente de Rusia e Italia.
La operación le condujo a París, donde un empresario amigo de Alberto fanfarroneaba sobre un vídeo que grabó durante la fiesta de su 40º cumpleaños. En el vídeo aparece una mujer practicando un «acto sexual» con el príncipe.
Eringer también afirma que frustró un plan de los servicios de inteligencia rusos para infiltrarse en la «esfera social» de Alberto y ayudó a desenmascarar a un coronel retirado del Ejército del aire norteamericano, sospechoso de estar involucrado en el blanqueo de dinero ruso a través de una empresa monegasca. Y que impidió que un ruso corrupto se convirtiera en inversor del tan querido equipo de fútbol de Mónaco.
Alberto, que estaba muy contento con su laborioso empleado, le autorizó a montar, en un bloque de apartamentos con vistas al mar su cuartel general, la llamada base M. Eringer solía pasarle allí sus informes mientras tomaban una copa. El espía disponía de una tarjeta de identificación de los «Servicios de Inteligencia de Mónaco» firmada por el príncipe, con la que se aseguraba la plena cooperación de las autoridades del país. Alberto le regaló un retrato suyo en el que garabateó: «Con mis mejores deseos. Larga vida a la base M».
El retrato que dibuja Eringer es el de alguien irresponsable e indeciso que se cansaba de sus informes de inteligencia y prefería conducir karts o «irse por ahí de fiesta». Alberto, añade, «se persuadió hace muchos años de que asistir a sus fiestas era una forma de trabajar».
Por su parte, el abogado del Príncipe, Stanley Arkin, ha calificado el hecho como una acción «irresponsable, reprobable y falsa».
Via: The Sunday Times / elMundo
Foto: Faded Youth Blog
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