Mientras Rihanna y Drake -el incansable galán que está dispuesto a todo por la cantante-paseaban su amor la semana pasada por París, a Chris Brown le ha debido de entrar un siroco y se saltó a la torera, la libertad condicional que le impusieron en 2009 tras haber agredido a la que era su novia la de Barbados, Rihanna. Tras la condena se le ordenó que entrara en una clínica de rehabilitación y de allí es de donde parece haberse escapado.
Todavía no se saben muy bien los motivos por los que ha roto la condicional, lo que si está claro es que Brown sigue teniendo problemas de comportamiento e incluso se le podría achacar algún desorden bipolar. Sumado a sus coqueteos con las drogas y el escaso control de su ira, lo hacen un tipo con demasiados frentes abiertos.
En octubre del año pasado fue arrestado por agredir a un fotógrafo que intentaba sacarle una foto en Washington DC, y en noviembre el juez dictó que debía ingresar en un centro y seguir un tratamiento de 90 días, servicios a la comunidad de 24 horas y control de consumo de drogas.