Sarah Jessica Parker ha dicho adiós a su marca más distintiva: la verruga de su barbilla.
Todas las alarmas surgieron el martes, cuando Sarah Jessica apareció sobre el césped del estadio de los Yankees de Nueva York, junto a la cantante Sheryl Crow, para decir unas palabras sobre la nueva alianza entre el baseball y Hollywood para recaudar fondos a favor de la investigación del cáncer.
Pues bien, todo el mundo, en lugar de fijarse en el discurso y en lo beneficioso de la nueva alianza, se fijó en que la verruga de SJP había desaparecido.
Un amigo de la actriz lo reconoció con toda la naturalidad del mundo: «Es cierto; no tenía una razón específica para quitársela, no era porque no le gustara ni tampoco había ninguna razón médica, sino simplemente porque en ese momento tuvo ganas de quitársela, y ya está«.
Sin embargo, se dice que fue un comentario de Rex Reed, del New York Observer´s, en la dura crítica que hizo hacia la película de Sexo en Nueva York, lo que animó a la actriz a pasar por el cirujano plástico: «No hay nada malo en Sarah Jessica Parker que no pueda arreglarse con cirugía. Ese crecimiento en su cara se hace cada vez más grande con cada primer plano, y en el largometraje de Sexo en Nueva York es tan distrayente que no puedes concentrarte en nada más. No es lunar atractiivo aunque, claro, imagino que a una co-productora no puedes decirle nada, pero mira, chica, a estas alturas podrías ser una maravillosa bruja de Halloween«.