El 24 de junio de 1935, a los 44 años, fallecía en Medellín Carlos Gardel, convertido con el paso del tiempo en el símbolo del cantor del Río de la Plata, y uno de los principales emblemas de la cultura popular de dicha región.
En realidad, murió el hombre, ya que el mito de su persona, que se extendió desde ese momento, traspasó tiempo y fronteras .
Gardel era reconocido como «El cantor de tangos», «el zorzal criollo, el “mago”, «el morocho del Abasto», entre otras denominaciones que se le adjudicaron.
El artista dejó legado un millar de grabaciones discográficas y una veintena de películas y musicales, además de haber sido pionero del tango canción y de los vídeos musicales.
También ejerció de actor y productor cinematográfico.
No existe cantor popular, en ninguna época ni geografía, que haya inspirado un número tan espectacular de libros sobre su esquiva biografía.
Según algunos investigadores nació en Toulouse, Francia, el 11 de diciembre de 1890, y, según otros, nació en Tacuarembó, Uruguay, el 11 de diciembre de 1887, viviendo desde su infancia en Buenos Aires.
Lo único cierto es que, Gardel, murió el 24 de junio de 1935 cuando el avión que lo llevaba de gira por toda América, se estrelló contra otro, en el aeropuerto colombiano de Medellín.
Sólo hay algo que está más allá de cualquier contingencia biográfica: su voz única, su entonación impar, su genio artístico.
Esa es una de las grandes virtudes de Carlitos, y los motivos por los cuales fue acuñado el «cada día canta mejor».
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