Julia Roberts y el mal de ojo

Pobre Julia Robets. La eterna novia de América, sólo desplazada por Cameron Diaz, Anne Hathaway, y otras tantas actrices de boca grande, está en el disparadero de mira desde el suicidio de su hermanastra, Nacy Motes. Las nuevas noticias, declaraciones de su prometido y del amigo de ambos John Dilbeck, y la carta de nueve páginas que dejó escrita antes de ingerir grandes dosis de valium y otro medicamentos, dejan claro que entre las dos hermanas no había buena relación y critican su actitud más dura que compasiva ante la débil salud mental de Nancy.

Roberts ante la inestabilidad mental de su hermanastra que padecía una depresión, sumado a un proceso de enfermedad autoinmune y artritis reumatoide, inició un proceso de aislamiento hacia su madre, ahora de ochenta años, y con un cáncer recién diagnosticado.

Parece que los males nunca vienen solos. No basta con una tragedia como un suicidio, sino que se acrecienta por el debate sobre sus relaciones familiares y la enfermedad de la madre de ambas. Pretty Woman pasea su dolor por las calles de Malibú, que según muchos son sólo lágrimas de cocodrilo. Se ha llevado a su madre para que descanse, y recupere de un cáncer que se detectó con un insistente dolor de espalda.