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Si ayer veíamos a la princesa Mette-Marit visiblemente emocionada y sin poder contener las lágrimas por el doble atentado que el pasado viernes se cobró la vida de al menos 90 personas, hoy hemos conocido que la esposa de Haakon de Noruega no sólo lloraba por la desolación de la tragedia que estaba viviendo su país sino porque uno de los fallecidos en el tiroteo que tuvo lugar en el campamento juvenil de la isla de Utoya era su hermanastro, el policía Trond Berntsen, de 51 años, hijo de Rolf Berntsen, el segundo marido de la madre de la princesa, Marit Tjessem.
Trond Bernsten era hijo del segundo marido de su madre y se encontraba en el campamento de verano para jóvenes que fue atacado por el detenido Anders Behring Breivik donde había una reunión de las juventudes del Partido Laborista. En 2001, Mette Marit se convertía en princesa y miembro de la familia real noruega cuando se casaba con el príncipe Haakon. Bernsten, policía de profesión, no estaba de servicio cuando el campamento que fue atacado por Anders Behring Breivik en la isla de Utoya. Sin embargo, lo primero que hizo fue poner a salvo a su hijo con quien se encontraba allí e intentó ayudar a los que allí se encontraban, pero fue alcanzado por los disparos y falleció.
El balance oficial de víctimas que ha circulado hasta la fecha es de 93, 86 personas muertas en la isla por los disparos del ultraderechista y siete muertos a causa del coche bomba colocada por él mismo en el centro de la capital, Oslo, a 45 kilómetros al este de Utoya.
En Norderhov tuvo lugar una misa en memoria de todos los fallecidos, a la que asistieron los príncipes Haakon y Mette Marit en representación de la Casa Real noruega. De negro riguroso y con un gesto de dolor en su rostro llegaron a la iglesia al heredero de la Corona y a su esposa, quienes mostraron su dolor y solidaridad con los familiares de la víctimas.