Hace ya varios años, quizás desde que Fernando Alonso conoció a , la modelo rusa Dasha Kapustina en una discoteca de Shangai, en abril de 2012, que frecuentan los Emiratos Árabes Unidos. Más concretamente Dubai, la ciudad del futuro, una de las más caras, y exclusivas del mundo.
El piloto de fórmula uno con 20 millones de ingresos anuales, puede permitirse comprarse una isla, y como a más dinero uno se vuelve a veces, más tacaño, lo que está claro es que lo que gane no va a invertirlo en pagar impuestos. Por eso tiene fijada su residencia fiscal en Suiza y probablemente estas fotos vacacionales sean en reflejo de una estancia más prolongada de Alonso.
Lo pasan fatal, se dedican a ir en moto acuática, a ponerse fibrados en el gimnasio, a comer el hoteles de lujo, a bañarse entre las isla artificiales de Dubai, y a codearse con jeques y gente accesible para cualquiera. Y además ni cortos ni perezosos lo cuelgan todo en Instagram. No pienso seguirles la pista por esta red social, mientras me torro en una gran ciudad…¿envidia? ¡Justicia social! A veces pienso que si los cuatro personajes que más admiramos los españoles por ganar premios, dieran una parte mínima de su salario para equilibrar la situación social, quizás nadie estaría pasándolo mal. Pero nada de dar un casco para que sea subastado y además pague por él un tipo que casi se queda sin casa, ¡que den cheques! Seguro que les sobrará para un par de islas.