Uf, la que se ha liado con lo de las fotos de la portavoz del PP en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría. Las críticas llegan por todas partes, desde sus propios compañeros del partido («Sólo nos faltaba una torpeza como ésta para dar munición a nuestros enemigos») hasta Pedro J. Ramírez, director de El Mundo («La decisión de Soraya de posar a lo femme fatal recostada en el suelo sobre el reposamaletas de una habitación de un hotel pues tiene la virtud de poner en evidencia las contrariedades del pensamiento único sobre la igualdad entre el hombre y la mujer»). De hecho, lo de Pedro J. Ramírez no tiene ni pies ni cabeza: lo critica como si las fotografías hubieran sido publicadas por otro medio.
Por otro lado llegan voces de que Soraya está guapísima, que haga lo que quiera, que es una mujer libre, que las fotos son preciosas…
Pues ¿sabéis qué os digo? Me da igual lo de imagen que da Soraya, por mi como que pose desnuda o envuelta en ropas. Pero las fotos esas son malísimas. En este tipo de fotografías se valora la naturalidad de la modelo. A Soraya se le ve muy forzada, en una pose antinatural y tensa, lo que crea un malísimo efecto óptico sobre su pierna izquierda. Y también me pregunto ¿donde está el pie derecho de Soraya? Anda, que tanto photoshop que se han olvidado del pie derecho por completo. Pero éstas son cuestiones técnicas (¿o estéticas?).
Yo creo que cada uno tiene que hacer lo que mejor se le da. Lo siento mucho, Soraya Sáenz no parece tener un futuro prometedor como modelo. Al menos, con este fotógrafo, que parece que le hizo una mala jugada, sacándola de una manera poco favorecedora.
Y que Soraya no se corte. El escándalo no siempre es malo. La polémica vende. Una política sexy no es muy habitual y parece que ayuda a ganar puntos. Así que propongo un reto nuevo: próximo tiene que ser una portada de «Interviú» en un bikini (o sin). 🙂
Foto: El Mundo