Pocos personajes representan tan bien como Kate Moss el ying y el yang de la industria de la moda y el espectáculo. Endiosada por unos y odiada por otros, la modelo nos demuestra una y otra vez que no sabemos vivir sin ella. Hace poco nos quedábamos boquiabiertos al verla desfilar provocadora con un cigarrillo en la mano y ataviada de dominatrix.
Tras 20 años apareciendo en las portadas de las revistas Kate parece que está de vuelta de los dardos envenenados que le lanzan. Su pacto con el diablo no tiene tanto que ver tanto con el estado de sus nalgas como con el hecho de que sigue siendo una seductora nata. Veamos tres de los secretos de Kate para seguir seduciéndonos a punto de cumplir los 40.
Aunque en algunos de los fotogramas se ha abusado del efecto de difuminado para rejuvenecerla lo cierto es que Kate demuestra que aunque su culo ya no es de acero sabe como nadie seducir a una cámara. Algo en lo que juega un papel clave la magnética mirada felina con la que tiene hipnotizado a medio mundo.
El secreto de la juventud de Kate quizá sea que sigue teniendo ese aire despreocupado de chica londinense que jamás ha pisado una pasarela. Su sonrisa sigue manteniendo la misma frescura que hace décadas. Desde luego ayuda el ser una de las modelos mejor pagadas del mundo, pero también saber que su oficio tiene mucho de circo.
Parece mentira que esa chica a la que los hombres miran con picardía paseando por la capital inglesa sea la misma que ha protagonizado 30 portadas para la revista Vogue. Al fin y al cabo no debe ser fácil dejar el disfraz en casa, algo completamente indispensable para desplegar una de las mejores herramientas de seducción: el sentido del humor.