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La boda que se celebró en el ayuntamiento de Nueva York el pasado 29 de junio, entre la socialité Olivia Palermo y el modelo alemán Johannes Huebl, ha sido visto y no visto. Si la pedida de mano fue romántica y espectacular prometiendo con esto a los medios de comunicación un enlace de cuento de hadas, problemas de tipo burocrático han deslucido el evento.
El modelo alemán ya marido de Palermo se quedaba sin contrato laboral para la agencia para la que trabajaba y ya se sabe en Estados Unidos, si no hay visado no hay residencia. Por lo que han decidido darse el sí quiero con tan sólo dos amigos del modelo y los padres de ella.
De todas formas lo que está claro es la facilidad de esta chica para controlar los nervios y saber vestirse para la ocasión, no se si tendría pensado lo que se iba a poner en tal día, pero acertó. Escogió a una diseñadora fetiche Carolina Herrera, y compuso su vestido de novia de varias piezas: caquetilla de cachemir cruda, con un cuerpo superior, unos pantalones cortos a los que se le superpuso una falda de tul, y como colofón unos zapatos azules de Manolo Blahnik, que nos hizo recordar a Carrie Bradshaw, de la serie Sexo en Nueva York.
El conjunto puede parecer algo bizarro pero el resultado es de lo más chic, y eso que sigo pensando que la mayoría de estás celebrities norte americanas son más noñas que elegantes.
Felicidades a la pareja, y estamos esperando el enlace que nos prometieron en St Barts.