Suena a algo de ciencia ficción, pero Lindsay Lohan está tomando camino hacia la recuperación. O es lo que nos quiere hacer creer a todos cambiando de táctica. Como lo conté hace unas semanas, a la actriz le han quitado sus pastillas favoritas y ella se puso histérica perdida exigiendo que le devuelvan estas pastillas o que dejen cambiar de centro de rehabilitación. Hasta el momento Lilo no ha conseguido ni una cosa ni otra, pero sí, hacer que de su parte esté su padre, que no creía en la reabilitación de su hija y la daba por perdida.
Hace unos días Michael Lohan visitó a su niña en la clínica y luego, en sus comentarios a los periodistas, confesó que ve a Lindsay muchísimo mejor:
«Todo tiene su límite y ella lo entiende. Cada persona tarde o temprano tiene su momento de revelación. Y de una u otra forma este momento le llegó a ella. Llegó la hora y ella lo sabe. Ella se está progresando de forma increíble. Increíble. Su rehabilitación avanza a pasos agigantados y eso que todo acaba de empezar y por delante aun quedan 60 días.»
Además Michael Lohan dice que el tratamiento impuesto por la clínica Betty Ford no le ayuda a Lindsay así como debería a pesar de que ella lo está intentando como puede. Por eso señor Lohan va a reunir sus fuerzas con el abogado de Lilo para ayudarla a cambiar de clínica.
Toda esta historia no me huele demasiado bien porque no me fío del repentino entusiasmo de Michael Lohan. Algún interés tendrá este hombre y no es precisamente la rehabilitación de su malaventurada hija.