La problemática actriz, Lindsay Lohan, ha regresado a Estados Unidos, para enfrentar sus problemas con la justicia de su país.
La joven, de 23 años, que acudió al festival de Cannes, con el objetivo de promocionar su última película, aprovechó dicha oportunidad para salir a bailar hasta la madrugada, en vez de volver a tiempo a California, para acudir a la audiencia judicial al a cual estaba citada.
Esta ausencia obligó a la actriz a pagar una fianza de 100.000 dólares, para no ir a la prisión.
La abogada de Lohan alegó que la artista no pudo presentarse a tiempo, puesto que su pasaporte fue robado en Cannes, hecho que impidió su viaje de retorno. Esta historia, no puede ser confirmada puesto que no hubo testigos de dicho robo. Esto lleva a sospechar, si no ha sido una excusa falsa, para excusar la indebida ausencia de Lindsay.
De todas formas, la jueza encargada del caso, no creyó dicha historia, expresando que «Si ella hubiese querido estar aquí, a la corte le parece que hubiera podido estar aquí».
Como no creyó en sus excusas, la jueza no redujo las restricciones de conducta que han sido impuestas para Lindsay Lohan. Por lo que, continúa teniendo prohibido el consumo de alcohol, es obligada a utilizar un brazalete electrónico, que controla el lugar donde Lohan se encuentra, y debe realizarse exámenes de sangre períodicos para constatar si está consumiendo algún tipo de droga.
Además, desde hace un año, acude a clases donde recibe información sobre los efectos contraproducentes del consumo de alcohol y drogas. Curso que finalizará en alguans semanas.