Este año el título de «Miss Mundo» fue para representante rusa de 21 años, Kseniya Sukhinova. Ella superó a otras 112 candidatas de todo el mundo.
Debo de admitir que la moza no está nada mal. Aunque quizás con un poco menos de «pintura» en el rostro estaría mucho mejor.
Pero también me pregunto ¿qué sentido tienen todos estos concursos? En la época que vivimos cuando ya no sé sabe qué es natural y qué es la obra de las manos de los ciruganos plásticos y cuando el «photoshop» es la mejor cosmética todo parece artificial. Las concursantes cada vez más parecen a las muñecas de plástico del mismo molde. La misma talla, la misma altura, el mismo peinado… No se ve ni originalidad y ni diferencia alguna. Ya casi no hay rostros que sorprendan. Los estándar cada vez son más estrictos y todos estos eventos se vuelven muy aburridos. Es como comer sólo bombones de chocolate – al final te repugnan.
Foto: AP Photo/Schalk van Zuydam