Adiós a un mito

Rodeado de su familia y amigos más íntimos en su rancho de Westport (Connecticut), Paul Newman perdió su batalla contra el cáncer el pasado viernes, según pudo confirmar su representante.

A principios de este mismo año comenzaron los rumores de que el actor padecía cáncer de pulmón, y meses después él mismo quiso desmentirlo a través de un comunicado. Su decisión de abandonar el cine, a mediados del año pasado, y su visible delgadez, hicieron surgir las sospechas.

Un año después, Paul Newman, los ojos más azules de la historia del celuloide, se despedía a la edad de 83 años, con más de 80 películas y producciones televisivas en su haber. Su primera nominación al Oscar llegó de la mano de «La gata sobre el tejado de zinc«, en 1959, y la última fue para «Camino a la perdición«, en 2003.

En enero, celebró sus 50 años de matrimonio al lado de la también actriz Joanne Woodward, su segunda esposa y el gran amor de su vida, defendiendo la fidelidad por encima de todo: «¿Para qué buscar una hamburguesa si en casa tengo un entrecôte?«, es lo que solía decir cuando se le preguntaba al respecto.

«Joanne siempre me ha dado apoyo incondicional en todas mis decisiones y esfuerzos, eso incluye mis carreras de coches, que ella deplora. Para mí eso es amor«, confesaba. Y sobre todo se convirtió en su mejor apoyo cuando el hijo del primer matrimonio de Newman, Scott, falleció a causa de una sobredosis, en 1978.

Hoy Hollywood llora la muerte de un mito, y hoy más que nunca se dice de él «guapo hasta morir«.

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